jueves, 7 de agosto de 2008



M Y M

Se resbala por entre los surcos de adobes enmarañados,

de pinturas roídas por el tiempo,

por las cicatrices y las sombras de un cuarto vacío


Se desprende,

se desploma en el suelo…


el silencio que dejan los pasos después de la muerte


Y en un rincón

desde las telas de arañas y el polvo acumulado por siglos

surgen y habitan los espacios

las desquiciadas sombras de lo que fue alguna vez un momento

Y es que a cada instante perecen tantas cosas que ya la muerte no sorprende

y la idea en mis palabras comienza su agonía al intentar escribirse

y las caricias

y los sueños,

los recuerdos

los objetos

fenecen tras la puerta que cerramos cuando entramos a otras cosas

a otro mundos,

otros bosquejos de historias.


Y no es nostalgia

ni discurso fúnebre

ni carruaje pomposo de conceptos guiados por un ciego

es sólo el desnudo esqueleto de la vida frente al espejo de la muerte

una mirada de soslayo

y luego, como siempre: ¡el olvido!




jueves, 31 de julio de 2008


FIESTAS PATRIAS


Y han hervido bajo el cielo aletargado

las pisadas de las marchas ciegas,

la exhibición de los nuevos armamentos

trajes añejos sobre jóvenes enajenados.

Los aplausos sabían a enjambre agusanado

y el asado era ya de carne humana.

¡Festejemos nuestra muerte queridos hermanos!

¡Demos rienda suelta al pervertido mecanismo!

¡Celebremos nuestra pintoresca historia!.

Como si el hambre no anduviera rondando

como si la muerte sólo fuera una palabra

como si en nuestra vida exacerbara el sentido común

¡Vamos! ¡Vamos!

rápido

¡Brindemos!

por el que cae tumbado del rugido de su estómago

¡Salud! ¡Salud!

que afuera no llueve sangre de mendigos pródigos

bailemos, riamos, consumamos

olvidemos quien nace y muere a nuestro lado

vayamos con la mirada puesta en los pies

no corramos el riesgo de levantar los ojos

podemos descubrirnos hechos trizas en las lágrimas de un niño,

podemos darnos cuenta que el pasado es un bodrio,

que el mundo es un estropajo

con que el hombre, el hombre cree limpiar su existencia

podemos quedarnos a solas en un cuarto oscuro

escribiendo con un cerebro, un léxico y unas manos que odiamos

escaparía la sonrisa idiota de los labios

y romperíamos el innecesario cristal que nos circunda.

Ignoramos, sin duda, lo que ganamos

con un simple vistazo más allá de la nariz

se traería la conciencia de nuestras disfrazadas carencias

en lugar de conmemorar una burda independencia.

 

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