miércoles, 3 de febrero de 2010

Antojos Coloquiales




Tengo ranzones para pensar que todo esto es un chiste macabro
Motivos que hacen suponer un vértigo de montaña rusa a la hora de pensar en soluciones
Ganas de que mañana ciertamente seamos todos libres

Tengo razones para pensar que sólo jugamos al orden sobre el césped infinito del caos
Motivos para permanecer alerta al silbido de las comunidades
Ganas de romper el equilibrio de las micros con un sólo grito nacido de infinitas bocas

Tengo razones para no creer en la verdad absoluta ni en los televisores
Motivos para confiar en las acciones y las pasiones
Ganas de abofetear mensajes publicitarios y modelos de plástico

Tengo razones para dudar de los discursos
Motivos para no perderme conversaciones en pijama y caricias nocturnas
Ganas de irrumpir en el silencio con estruendosas palabrotas

Tengo razones para discrepar del convencimiento y la abulia
Motivos paro no perderme en la niebla
Y ganas de incendiar pechos con palabras meteóricas

Tengo razones

para divorciarme del nihilismo
para reírme de políticas serias
para escribir sobre palacios conceptuales recién pintados
y rayar el piso de las galerías de arte elitista

razones

para ofuscar egos
y sonrojar payasos engordados sobre el lujo y la ceguera

Tengo motivos

para sonreír en silencio
guardar en los bolsillos frases de algún baño
emprender una lucha todos los días
o morir de cansancio antes de despertar

motivos

para batir pañuelos blancos por la mañana
y organizar bienvenidas de jolgorio por la tarde

Tengo ganas

de deshacerme del peso, tirar los zapatos y salir volando como un
globo con helio
afilar palabras y jugar a los dardos apuntando peatones desde
un cuarto piso

ganas

de exprimir el ocio para extraer un vitamínico caldo conceptual
que beberemos juntos cuando al fin termines de cruzar la calle


y yo cierre este cuaderno para abrazarte
mientras alrededor revolotean las ganas
se pelean las razones
se unen los motivos
y se congregan los besos que hacen rechinar de envidia los dientes de la ciudad.

2 comentarios:

valuschka dijo...

Me encanto!
Una influencia hermosa del espiritu de Mayakovsky entre las lineas. Hermoso!

Rosa... dijo...

Gracias por el comentario, bueno de hecho Maiakovsky es uno de mis poetas favoritos, me encanta esa fuerza con la que escribe y con la que según cuentan también recitaba desgarrandose el corazón tras la camisa amarilla, en realidad es un halago, no pensaba que podría delatarse mi extremo gusto por su poesía en mis escritos, debe ser porque "la nube en pantalones" es uno de esos libros que como dice el diálogo de una peli' "me ha agarrado por dentro y no me suelta" de hecho no puedo dejar de leerlo jajajja

Saludos y nuevamente gracias aunque pensandolo bien no sé si sea tan bueno estar tan pegada
:D

 

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